5 Mitos sobre el desafío de educar niños bilingües
Los mitos acerca de criar a un niño con más de un idioma abundan. A veces se desalienta a los padres de hacerlo diciéndoles que esto puede llevar a la confusión y causarle posibles retrasos en el habla. En este artículo develamos cinco mitos detrás de criar a un niño para ser bilingüe.
1. Crecer con más de un idioma confunde a los niños
Este es el más frecuente de todos los conceptos erróneos. Algunos padres piensan que, si un niño está expuesto a dos idiomas al mismo tiempo, podría confundirse y no ser capaz de diferenciar entre ellos.
Según Barbara Zurer Pearson, autora de Raising a Bilingual Child, “a los pocos días después del nacimiento todos los bebés pueden distinguir la diferencia entre muchos idiomas”, incluso cuando las lenguas son muy diferentes entre sí como el inglés y el árabe.
Sin embargo, la autora asegura que a esa edad temprana los bebés en general todavía tienen problemas para distinguir dos lenguajes muy similares, como el inglés del holandés; no obstante, a partir de los 6 meses de edad también pueden hacerlo.
La confusión probablemente sea el resultado de investigaciones más antiguas que analizaron estudios mal diseñados y sacaron la conclusión de que la exposición temprana a dos lenguas, ponen a los niños en desventaja. Esta investigación llevó a algunos padres inmigrantes a abandonar su idioma de herencia y hacer hincapié en que sus hijos solo aprendiesen el idioma del nuevo país.
2. Educar a un niño para que sea bilingüe conduce a retrasos del habla
Algunos niños educados bilingües toman un poco más de tiempo para empezar a hablar que los niños criados en hogares monolingües. El retraso es temporal, según los expertos, y no es una regla general.
Desafortunadamente, a los padres que plantean inquietudes sobre el desarrollo del habla de su hijo bilingüe a menudo se les dice que resulta conveniente que se adhieran a una sola lengua. Esto sucede porque en el pasado, el bilingüismo fue considerado el culpable en problemas con el desarrollo del lenguaje.
Según Ellen Stubbe Kester, presidenta de Bilinguística, las investigaciones indican que el bilingüismo no causa retrasos en la adquisición de habla o lenguaje.
Incluso si tu hijo ya ha sido diagnosticado con algún tipo de retraso del habla, el hecho de aprender un segundo idioma no hará su discurso más retrasado.
Los estudios han encontrado que los niños con retrasos en el habla que habitan en entornos bilingües adquieren el lenguaje a la misma velocidad que en entornos monolingües, dice Kester
3. Los niños bilingües terminan mezclando los dos idiomas
Mezclar idiomas es inevitable e inofensivo. Pero para quienes que no están familiarizados con el bilingüismo, es la prueba de que el niño no puede realmente distinguir las lenguas.
La mayoría de los niños que son criados bilingües enfrentan el desafío de distinguir cada idioma y es normal que a veces se confundan. Además, uno de los idiomas a menudo tiene una influencia más fuerte que el otro.
Los niños que tienen un vocabulario más pequeño en la lengua minoritaria pueden usar palabras del idioma mayoritario según sea necesario.
Los expertos están de acuerdo en que la mezcla es temporal. Eventualmente, desaparece a medida que el vocabulario de un niño se desarrolla en ambos idiomas al tener más exposición a cada uno.
En realidad, los hablantes bilingües de todas las edades mezclan sus idiomas, esto también es conocido como cambio de código. Un ejemplo perfecto es el uso generalizado del spanglish (mezcla de inglés y español) por los latinos en los Estados Unidos.
Según Pearson, a veces la gente lo hace porque no saben una palabra que necesitan en el idioma que están hablando, o algunas personas incluso lo mezclan a propósito porque les gusta más la palabra o la frase en el otro idioma. Los niños modelan lo que ven y oyen, asique si tu hijo vive en un ambiente en el que la mezcla de idiomas es la norma, esperar que no lo haga es poco realista.
4. Es demasiado tarde para que tu hijo sea bilingüe
Nunca es demasiado tarde, ni demasiado pronto, para educar a un hijo en un segundo idioma.
Aprender un segundo idioma es más fácil para los niños menores de 10 años, y aún más fácil para los niños menores de 5 años, en comparación con el esfuerzo mucho mayor que se necesita a los adultos, dice Pearson.
El tiempo óptimo, según los expertos, parece ser desde el nacimiento hasta los 3 años, que es exactamente cuando un niño está aprendiendo su primera lengua, y su mente sigue siendo abierta y flexible.
El siguiente mejor momento para aprender un segundo idioma parece ser cuando los niños tienen entre 4 y 7 años, porque todavía pueden procesar varios idiomas en caminos paralelos. En otras palabras, construyen un sistema de segundo idioma junto al primero y aprenden a hablar ambos idiomas como un nativo.
Si tu hijo tiene más de 7 años y has estado pensando en educarlo bilingüe, todavía no es demasiado tarde. El tercer mejor momento para aprender un segundo idioma es desde los 8 años hasta la pubertad. Después de la pubertad, según los estudios, los nuevos idiomas se almacenan en un área separada del cerebro, por lo que los niños tienen que traducir o pasar por su lengua materna como un camino hacia el nuevo idioma.
Escuchamos mucho sobre la “ventana de oportunidad” para que los niños pequeños aprendan dos idiomas, y que si se pierde esta ventana puede ser desalentador para un niño mayor, dice Pearson. Es verdad que es más fácil comenzar antes, pero la gente puede aprender un segundo idioma incluso después de que la ventana se haya cerrado.
5. Los niños son como esponjas, y llegarán a ser bilingües sin esfuerzo
A pesar de que es más fácil para los niños aprender un nuevo idioma cuanto antes están expuestos a él, incluso entonces no sucede por ósmosis. No es realista esperar que un niño aprenda inglés viendo únicamente dibujos en la televisión.
Aprender un idioma no tiene que ser una tarea sino un objetivo, dado que educar en un segundo idioma a tus hijos requiere algún tipo de estructura y, lo más importante —de coherencia— ya sea a través de la conversación cotidiana o la instrucción formal. La idea es exponerlos al aprendizaje de idiomas de una forma significativa e interesante que les permita conectarse con la vida real y el uso natural de dicha lengua.
Conclusión
No cabe duda que elegir educar a un niño en forma bilingüe, además de ser una decisión inteligente, significa acompañarlo a forjar un camino de mejores oportunidades, las cuales le permitirán lograr cierto éxito en sus relaciones, su trabajo, y por su supuesto, lo pondrá a la altura de un mundo moderno que exige un mínimo desarrollo de habilidades cognitivas y lingüísticas.